Muchos son los temas que en la provincia no se abordan- Al menos no públicamente
Un ex combatiente de Malvinas -que efectivamente combatió en las Islas- dijo con ajustada certeza y mayor convicción: “los únicos usurpadores que hay en la provincia son los piratas ingleses"
Quienes viven en los llamados asentamientos no son, precisamente, súbditos de la corona británica
Son hermanos de países limítrofes- En general bolivianos- Algunos paraguayos
Los hermanos chilenos vinieron a estas tierras con anterioridad
Pero también vecinos nacidos en este rincón de la Patria- Fueguinos de nacimientos
Pareciera que hay un doble estándar para definir a los nacidos en Tierra del Fuego - - - - - - .
Muchos son los temas que en la provincia no se abordan. Al menos no públicamente. En charlas de café; en reuniones familiares, en los círculos sociales donde confluyen “destacadas personalidades” de diversos ámbitos fueguinos. En todo lugar suelen, como al pasar, surgir comentarios sobre los problemas reales que padece la comunidad. Claro, en voz baja, como para minimizarlos. Al ser por demás evidentes, no se los puede ignorar, pero mencionándolos a media palabra, es como que “casi” no existieran. Así, “casí” no existen jóvenes fueguinos con futuro por demás incierto, con pocas posibilidades de continuidad de estudios, con la sola perspectiva de una salvadora planta permanente en la administración pública y la certeza de de vivir en casa de sus progenitores de por vida ante la ausencia, cuando no, del estado para resolver otro de los temas tabú en la sociedad fueguina, como lo es el problema habitacional. Esos jóvenes, muchos de ellos, han definido otra alternativa: construir, como se pueda, con lo que se pueda y a como dé lugar, una vivienda, aunque precaria, donde esperar la prole por venir, o ya venida. Un ex combatiente de Malvinas -que efectivamente combatió en las Islas- dijo con ajustada certeza y mayor convicción: “los únicos usurpadores que hay en la provincia son los piratas ingleses….” Quienes viven en los llamados asentamientos no son, precisamente, súbditos de la corona británica. No. Son hermanos de países limítrofes. En general bolivianos. Algunos paraguayos. Pocos, muy pocos, venidos de Chile. Los hermanos chilenos vinieron a estas tierras con anterioridad. En los asentamientos viven, además, compatriotas de algunas de las provincias argentinas. Pero también vecinos nacidos en este rincón de la Patria. Fueguinos de nacimientos. Pareciera, tal vez sea solo una sensación, que hay un doble estándar para definir a los nacidos en Tierra del Fuego. En tal sentido, cabe preguntarse ¿fueguinos eran los de antes? Nadie está de acuerdo con depredar el bosque. Las inmensas movilizaciones que se realizaron en Ushuaia para repudiar la explotación forestal de la empresa Lenga Patagonia fue claro ejemplo de ello. Es cierto, y necesario, cumplir y hacer cumplir las leyes y demás normas. Y el estado, en todas sus instancias, debe dar el ejemplo. Entre los derechos constitucionales está, precisamente, el de una vivienda digna. Negado, en los hechos concretos, a muchos fueguinos -usado este calificativo en su verdadera dimensión, esto es, a los nacidos y a los quedados en esta tierra-. Lo dicho queda corroborado con la iniciativa de la municipalidad de Ushuaia. Fue la impetuosa senadora nacional por Tierra del Fuego María Rosa Díaz quien denunció, y denunciará en foros nacionales e internacionales, el traslado de familias (58) del asentamiento llamado 10 de Febrero, a “una casilla de madera y chapa de 3 por 6 metros, todas iguales, sin tener en cuenta el número de integrantes de cada hogar”, según la senadora. A lo que habría que agregar que esa “casilla” está apareada con otra, compartiendo la misma estructura y separadas entre sí, por una delgada división de madera. El hacinamiento está plenamente garantizado y la ausencia de criterios de buena vecindad, rayana en la promiscuidad, también. Esa es la respuesta que el estado, en este caso municipal, tiene planeado ejecutar para una de las más graves problemáticas que aquejan a la sociedad fueguina. Claro, esas “casillas” no están en el circuito turístico, ni siquiera los vecinos de Ushuaia las verán, pues están convenientemente asentadas en una zona de escasísimo tránsito de personas ubicado en la zona denominada Valle de Andorra. Lejos, muy lejos de las pistas donde se practica el esquí; de los salones de té, de auditorios donde disfrutar acordes de orquestas sinfónicas contemplando las aguas del canal.
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